domingo, 1 de marzo de 2009

LA REBELIÓN DEL DESEO

En aquellos días de la decadencia del puntofijismo no hablaban los medios sobre lucha de clases, ni de polarización, ni de Bolívar y ni hablar del Ché. Cuando hablaban de Sandino y sus seguidores era para llamarlos asesinos y terroristas. Cuando de estudiantes se trataba los mentaban comunistas, desadaptados y antisociales.
Pero sí hablaban de tarjetas de créditos, restaurantes de lujos, carros de últimos modelos, electrodomésticos. De bancos que purgaban sus culpas (morales y tributarias) reparando alguna escuela que el ciclón del bipartidismo aún había dejado en pie.
En aquellos días de finales de febrero y comienzos de Marzo del 89, el modelo de democracia para América latina, quebrado y fofo, sofocaba de deseo y “confort” al venezolano de clase media. El confort, resorte clave y fundamental éste último, según Willian Ospina en su ensayo “ Lo que nos dejo el siglo XX”, para vender la barbarie con que se trataba al medio ambiente y a las clases oprimidas con sutiles y confortables ilusiones que hacían sentir a las capas medias, parte del primer mundo y sus ideas “ civilizadas”.
A las clases bajas las habían sometido a una frustración prolongada. Una descomunal mayoría de desplazados no tenían acceso a lo básico, es decir, agua, electricidad, gas, educación, carne de res y otras necesidades elementales. Vivían con las esperanzas derramadas en el suelo, coleteadas cotidianamente por el deseo que a través de los medios audiovisuales se vendía sin pudor.
El plan (aparentemente) iba caminando bien. Sistemáticamente fueron vaciando de contenido el pensamiento y la obra de Bolívar y algunos expertos expusieron con agudos términos lo anacrónico de algo llamado “soberanía”, y en ese marco teórico en la política exterior contribuíamos al fortalecimiento de la primera potencia del mundo a costa de la miseria e ignorancia de nuestro propio pueblo. Así, aparentemente, se sellaba en la práctica, la ideología de la desideologización.
Mientras tanto, el deseo encarnado en lo sensual de la chica de los labios carmesí que mostraba su lengua paseándose por su boca. Las paradisiacas islas donde el confort y la felicidad parecían artículos de primera necesidad. Las suculentas carnes que dejaban el paladar en actitud de espera mientras el bedel de algún restaurant masticaba un poco de perrarina y soñaba con aquella carne que el mago de la cara de vidrio se empeñaba en mostrar, ponían su grano de arena. Mucho de eso puso lo suyo en aquel estallido social de finales de febrero y comienzos de marzo que dio al traste con toda la maquinaria de la razón de la muerte, y la muerte, más viva que nunca, mostró sus fauces bien abiertas en las calles enteras de nuestro pueblo, en aquel inédito y genocida sacudón.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

DULCE TRADICIÓN

Soy un asiduo usuario de la Autopista Regional del Centro y siempre que la transito me quedo dialogando con una valla ( vieja, de mal gusto en su diseño y de letras muy grandes) del Central el Palmar que promociona el Azúcar Montalban. Esta valla está ubicada a la orilla de la autopista en los predios del complejo azucarero. La valla dice así: “Aquí se cultiva la más blanca y natural tradición venezolana”

La escribo y siento lo mismo que cuando la vi por vez primera. Un manotazo colonial escrito desde hace años en el inconciente del pueblo venezolano. Son cuatro palabras madres las que componen este lema: cultivar, blanca, natural y tradición. Lo que es seguro es que quien lo hizo sabía lo que hacía. Después de mucho rodar y dialogar uno pudiese llegar a la siguiente conclusión: La tradición venezolana es blanca por naturaleza. Claro, según los hacedores del lema y de quienes lo mandaron a hacer. Que son quienes cultivan, fomentan, patrocinan y difunden dicha tradición.

Hay quienes me han dicho que son paranoias mías, que la blancura es un atributo del azúcar y nada más. Que para qué buscarle la quinta pata al gato Sin embargo, la palabra “natural” aquí no esta usada para designar naturaleza, sino algo que es propio de una condición y, como sabemos, el azúcar blanca es el producto final de todo un proceso de REFINAMIENTO.

Mi hermano se preguntaba que si fuese una siembra de café o de cacao ¿se valdría sustituir la palabra blanca por la palabra negra? Y claro que si. Pero, ¿Cómo se vería a los ojos de los viajeros? ¿Qué efecto produciría en la psique del ciudadano? ¿Se vería como una incitación al mal? Porque que sea blanca es natural, pero cual natural se oiría decir “Aquí se cultiva la más negra y natural tradición venezolana”

Es importante hacer conciencia con respecto al poder que poseen las palabras y cómo van delineando en nosotros procesos de naturalización de valores que se imponen a través de las industrias culturales, y la publicidad, es una parte fundamental de ellas.

Más allá de pretender una denuncia respecto al caso, mi inquietud encuentra sosiego en la simple reflexión, en el señalamiento a estar despiertos, en la invitación al diálogo constante con el rededor, porque a fin de cuentas, en eso consiste el “ser” crítico. Sabemos que en términos de comunicación y medios lo más efectivo por los momentos es hacer del receptor un ente crítico, porque el emisor va a ser difícil que cambie.

En última instancia, volviendo al lema, si quisiéramos ser menos maniqueos y más “natural” la palabra que mediara (en este caso) entre natural y tradición debería ser dulce, dulce, dulce como la melaza que ríe. Entonces diría “Aquí se cultiva la más dulce y natural tradición venezolana”. Estas cosas aparentemente insignificantes están cargadas con un valor simbólico que nada tiene de gratuito.


Es Curioso que temas como este, tan salvajemente anacrónicos y ajenos a las mentes “modernas”, sean hoy, motivos de discusión en los países del primer mundo. Pudiésemos poner como ejemplo a los Estados Unidos de Norteamérica, una vez este amigo,de piel bien entrada en noche, llamado Barack Hussein Obama tome la presidencia de su país. Realmente no creo que sea distinto, pero, ya el hecho devela por si mismo, un paso colectivo y humano ante el racismo.

miércoles, 29 de octubre de 2008

TARJETA DE RACIONAMIENTO

Cada vez que se acerca una contienda electoral - que últimamente han sido muchas- uno recuerda con pícara sonrisa todas las mitologías mediáticas expulsada por los medios de “comunicación” vía opinión y luego matriz editorial. Recordemos el “tococha” cuando en su todos contra Chávez sacaron a empujones a Alfarito y a la reina porque se corría – por primera vez en muchos años – la posibilidad cierta de perder el poder. Por ese entonces, creo, fue que Chávez andaba en una campaña gastronómica friendo cabezas, aptas para el consumo masivo. Se comentó en los pasillos que mientras tanto un humorista montaba un guisito.

De ahí en adelante la mitología mediática ha sido ampliamente difundida, aun cuando no ha rendido muchos frutos prácticos en su intención de tomar el poder ( excepto el 11 de Abril, claro) Madres desesperadas porque el Estado le quitaría la patria potestad de sus hijos. Pequeños burgueses paranoicos porque le iban a meter a vivir unos “marginales” en los cuartos desocupados. El carro del hijo o de la hija o el que no usan nunca, lo tenían comprometido en los planes de la Revolución. Los desdentados “ con el bollo de pan debajo del brazo y la carterita de ron en el bolsillo” – muy al estilo MHeO y asociados – que venían irremediablemente a saquearnos las casas. La trasmisión fantástica del fraude a través de un satélite ruso – aquí hay que hacer mención aparte a la casi sobrehumana imaginación de la Papo -. El coco de las máquinas y las captahuellas. Capaces de registrar desde la verruga que habita clandestina debajo del sobaco, adulterios y ritos, hasta saber por quién votaste. En su sostenida intención de malponer las instituciones, una vez mencionaron en uno de sus programas a un tipo llamado Superman, para hacer ver lo irrisorio que era el Registro Electoral. Quizá ellos no lo notaron, no se le puede pedir peras al “horno”, pero en este país estamos tan penetrados que hasta eso puede ser posible. Eso y más. Incluso. Televisaron y escribieron sobre el acto donde patalearon - sé que es un lugar común para referirse al hecho- para qué dar más vuelta sobre la cantaleta: el hecho, entregaron la Asamblea Nacional. Un poco más tarde le hicieron creer a su hipnotizados seguidores que realmente quien le tiraba piedras al C N E era el Chavismo. Yo los considero de verdad. No debe ser fácil, nada fácil. Parece que los pícaros psiquiatras escribirán muy bien sobre este proceso desde el punto de vista de sus haberes. El negocio es redondo. Los medios los enloquecen y al mismo tiempo le promocionan unos medicamentos para la ansiedad y esas cosas en unas cuñas que pasan en cada corte.

Han hecho y dicho de todo. Especialistas y especialistas han usado como papel secante o como mata moscas o inmobiliario parlante o tintante. Pero lo que es curioso hoy, es ver la fulana tarjeta de racionamiento. Y es que la cosa en la oposición se parece mucho a esas telenovelas que uno deja de ver y con ver de nuevo un capítulo se pone en auto rapidito. El típico caso de los amores truncados que siempre terminan felices. La única diferencia es que en esta telenovela los espectadores son también protagonistas y se sienten afectados directamente.

Aparte de esta consideración, no veo otra cosa que no sea la carencia de sueños o la estupidez.

miércoles, 16 de enero de 2008

UN GALLO CANTA EN GAZA

Un gallo canta en gaza
y la madrugada que habita en su canto
nos recuerda que siempre es noche en alguna parte.

Un gallo canta en Gaza
junto al eco brillante de la estrella
la mujer de penas y delirios
el abuelo que ora al sortilegio
los perros que devoran a los muertos
el miedo hecho niño y no misterio.

Su canto ancestral estrena otro día
más poderoso que las bombas racimos
de fósforo blanco que arrasa los dedos,
ojos, brazos extendidos hacia el cielo.

Canta nítido en la espectral Gaza
teñido de sangre de niños
“ y por las calles la sangre de los niños
Corre simplemente como sangre de niños”
Canta como una boya en la tormenta
y susurra desde “lo que no piensa”
un cuento infantil asesinado.
Genocidas sionistas
a pesar de ustedes
un gallo canta en Gaza aún
y el pueblo palestino
resiste en él.


Miguel Ángel Nieves.
(Caracas, Venezuela, Enero 16, 2009)

sábado, 9 de junio de 2007

Verticalidad en el poder político.

En las líneas siguientes se presentan apreciaciones generales de lo que pudiese llamarse una radiografía del poder, entendiendo con esto , cómo se articula un estado a partir de una condición cultural que se hace manifiesta a través de lo caótico y lo épico. Entendiendo también por otra parte lo que algunos consideran como un estado constitucional, que se manifiesta a través de lo institucional como elemento regulador de lo caótico y que reduce a su vez la ancestral mirada épica.

En poco tiempo el mono González y otros se empeñaron en pintar todos los muros de Santiago de Chile con diversas consignas y variados dibujos con mensajes alusivos al presidente Allende. Como espaldarazo popular, como propaganda política, como escudo ante las arremetidas mediáticas en contra del mandatario.

Esto tiene mucho de lo épico y caótico que nos delinea. Y tiene mucho que ver con nuestras ausencias, por que también nosotros somos chilenos en la memoria. Pero, ¿ y no tiene el mismo matiz mesiánico con que las revoluciones de izquierda han cernido su poder en América Latina?, es decir, a partir de un líder. Si algo tiene eso de positivo es aún la figura del ser humano y no el mercado (visible fantasma que merodea tras las fábricas de la ilusión) quien se convierte en el vehículo de la trasnochada redención de nuestros pueblos.

La humanidad, siendo más amplios, ha aglutinado sus hechos épicos, y con ellos sus descomunales tragedias, en torno a la figura omnipotente de un hombre. Sea un gorila mercenario con esvásticas vestiduras o un pensador que le dio un vuelco despavorido al pensamiento político y filosófico de aquel orbe llamado Europa a mediados del siglo XIX. Quizá sea la insoslayable y terrible condición humana la de creernos borregos o pastores. Se rumorea que este pasado siglo breve teñido de sangre los hizo cambiar. Al parecer las instituciones solventaron en gran medidas las seguridades domésticas de los europeos.

El caudillo: “ m. Jefe, capitán: Bolívar fue el caudillo de la Independencia americana.
(SINÓN. V. Jefe). // Arg. Cacique.” (definición del Laurousse) Toda la historia (que es poca) que nos han dado en las instituciones educativas en los primeros niveles educativos, es sustancialmente caudillesca. Se hace clara la importancia que se le da a este ser, a quien quieren amarmolar a veces, en las transformaciones políticas del país. La figura de los héroes se ha mimetizado en la representación simbólica de la redención. Y ese es uno de los talones de aquiles, pues sólo a partir de ese padre terrenal podemos controlar la ira contenida que se traduce en caos y violencia. Se le da cauce a la frustración hacía una siempre anhelada liberación.

Aunado a esta consideración aventurera se me ocurre que, ninguna de los instancias que comparten el poder nacional son democráticas, (esto es extensible a otros países, sino a todos) es decir, un estado compuesto por poderes no democráticos en su constitución doctrinaria. Pongamos sólo por caso: el sector económico, el clero, el poder militar y las academias. Instancias dirigidas por pequeños caudillos elegidos en resueltos claustros. Señores feudales postmodernos.

Visto así es feo el panorama. Pero es indiscutible que si no se parte de ese reconocernos cualquier tentativa de reflexión habrá nacido trunca. No es el uroboro, ni la premisa de es que así somos y qué le vamos a hacer. Es mirar esa Soledad de América latina, como la llama el Gabo, como espejo común y como destino común, mas que manifiesto. Este ha sido un país gobernado por caudillos secularmente, bien sea disfrazados por las maquinarias partidistas en confabulación con el sector económico como en la cuarta, o por un personalismo desenfrenado y desnudo como en la quinta. Ahora pareciera que “el proceso” agudizó ciertos mecanismos que estaban oxidados y podría parirse algo distinto, algo mezclado entre la esencia caótica y la sistematización de los ingenieros del poder institucional.

Intuyo que la posibilidad que se presenta como la más idónea es aquella en la que el estado esté por encima de quien lo conduce. Aquella que minimice el personalismo que tanto clientelismo político produce. Y cómo atisbar algún rastro claro de esta situación ajena. Quizá con mesura instaurar el temor hacia el prójimo, como algunas superestructuras Quizá con el sello Caribe como estigma difícil de roer.

Percibo que esa posibilidad que mencioné antes encarna la imagen de lo moderno en la figura de un gerente público que dirija las asépticas instituciones donde la maquinaria burocrática sea operativa, transparente ,viable y ,sobre todo, perdurable. Y por supuesto, la verticalidad que siempre (visible o no) ha determinado a los poderes nacionales no sea el elemento conductor del país. Dónde la política ciclópea no tenga cabida porque las instituciones son los andamios del estada más allá del caudillo y, por ende de la verticalidad.

Eso suena bien, pero con la sazón de la América Latina (también la de la pacha mama) eso no tiene nada que ver. En este momentos grandes transformaciones son impulsadas por pueblos que eligieron un líder para que los conduzca y, si es el caso termine convirtiéndose en su redentor o el infalible Mesías equivocado que seque al país de un manotazo. Sigue siendo la misma historia épica que aún no ha terminado de botar todas sus costras.

La crisis de las instituciones nace de la incapacidad que tienen, hasta los grupos más pequeños “organizados” para solventar sus diferencias, obligando a un sector de ese poder a fisurar la unidad en aras del control. Sucede en los concejos comunales, en las cooperativas, etc. Siendo lo debido formarse como microinstituciones que conformen el gobierno nacional, para así contrarrestar la ancestral maña histórica de la verticalidad del caudillo.

Esa ha sido una fórmula para descongestionar el aparato burocrático. Por otra parte parece que no ha sido muy afortunada la aplicación de la fórmula, quizá por la equivocada asignación de tareas a quienes no pueden dominarlas. Una vez se habló(en su turno) repitió y espetó aquello del empoderamineto del pueblo, todo el poder para el pueblo, pero no se sabe cuan alto es el alcance y cuan sostenible es.

Como último aspecto, en este caso, miramos a un caudillo que intenta hacer una revolución socialista, que apostrofa abiertamente en contra de la tutela gringa. Esta característica lo convierte aún más en la figura central, en cuanto a lo épico se refiere, en un redentor, porque es capaz de asumir una posición contraria a la verticalidad del poder, del poder hegemónico. Aquí nos encontramos con la macroverticalidad, que es bueno siempre tener en cuenta, en cuanto a caudillos se refiere. Sobre este término no hablaré. Sin embargo, me resulta curioso imaginar esa macroverticalidad vestida de negro o quizá de mujer.

El Coco de la Coca

El Dr. Antonio Ledezma­­­­­­­­­­­­ intentará un recurso a través del cual le sea aplicada una prueba antidoping al Presidente de la República. Además de “Periquero” dice que el presi (en confabulación con la Farc, el eje del mal, y seguramente Osama Bim Laden) promueve de manera abierta y sin emplazamientos: una alianza para una Venezuela con drogas. Si el Dr. Antonio Ledezma consigue su objetivo, seguro encuentren en el torrente sanguíneo del presi, que además de coca, corre una hacienda cafetalera completa. “¡Chico! son riesgos que un primer mandatario debería saber medir. ¿Cómo promover una estética terrorista? ¿Cómo promover el consumo de hojas de coca? Sin calcular las consecuencias, que seguramente – la gente decente de este país-, va sentir en su indignada moral con palabras y gestos emitidos por el presidente”. “Quizás la hoja de coca no sea mala por si misma, pero no es un hábito nuestro, ése, es un hábito de indios” Dicen con engolada voz “los entendidos”.

Quizá los coca colos tengan razón, en este régimen todo se hace improvisado y se termina poniendo el queque. Realmente es demasiado tonto pensar que Chávez no sabe lo que dice respecto al tema, ni cómo, ni dónde. Por cierto, en la cuarta decían de CAP que consumía cocaína porque se la pasaba saltando charcos. Y por cierto, era el Dr. Ledezma quien le llevaba el maletín. Uno huele en el ambiente que, si no nos portamos bien, detrás de cualquier rincón nos puede salir el coco, que vendría disfrazado de OEA a favor de los derechos humanos, que si patatin que si patatan, a combatir la tiranía, a combatir el narcotráfico, a combatir la real mala costumbre de no parar de hablar. Pero bueno, hay que verle el lado coca cola a la vida.

En estos días de coco, coca y catalina, los creativos de la cola encocada nos regalaron un largometraje acuñado en nuestras pantallas: unos seres animados (bueno al principio no tanto) se lanzan tras la “epopéyica” tarea de proveer a un muchacho de la institucional gaseosa hecha (en un principio) a base de coca. ¡Como son las cosas!, nunca me hubiese imaginado que pulsar ese botón detonara tanta vida y diversión. “todos los días se aprende algo nuevo” Pero donde le pusieron coco los muchachos creativos, en estos días en que la coca está de moda, fue en el eructo como elemento vitalizante, cual espinaca líquida. El bichito se libera y se prende el rumbón. A COSTA carlés, que digo, de qué, ese permiso para arremeter contra las buenas costumbres de la gente decente de este país, no parecen cosas de los coca colos. Será que no se habían sacado la espinita de la caca que puso la coca cuando el coco se la puso catalina. Ya ven, en estos días a uno se le funde el coco con tanta información.
Michael Snow